miércoles, 25 de noviembre de 2020

COMUNICADO DE LA JUNTA VECINAL DE SANTIBÁÑEZ DE LA ISLA (LEÓN)

La Junta Vecinal, con el apoyo de la mayoría de los agricultores en activo de Santibáñez de la Isla (de toda edad e ideología), por el presente escrito, quiere dejar clara su postura referente a una noticia reciente sobre la existencia de un supuesto “muladar” que mancha el buen nombre de nuestro pueblo y la dignidad de la profesión del agricultor. Un vecino intermitente de la localidad ha enviado a los medios de comunicación un escrito donde denuncia la aparición de un “enorme muladar” a menos de cien metros de las viviendas y de otros tantos del río Tuerto. Al parecer, también ha elevado esta queja a través del partido político Ciudadanos. Este fue el partido por el que, en las últimas elecciones, se presentó y sacó el 6,16% de los votos emitidos. Al meterse las politicadas por medio, el tema ha saltado a los medios e incluso ha activado a la ¡Consejería y al SEPRONA! Ante esta manipulación exagerada del asunto decimos: 1.- El montón de abono está depositado en un terreno comunal del Concejo. 2.- Ese terreno comunal, en diferentes partes se ha venido usando desde tiempo inmemorial para este fin, es decir, para acumular el estiércol de las cuadras a fin de que “recueza”. Hay dos épocas del año en que se retira: antes del invierno o a principios de la primavera. 3.- Este abono, o estiércol, es de origen vegetal y animal (paja y deposiciones de vaca u oveja). Su poder de pestilencia es nulo, salvo los días en que se carga o descarga. Es un olor natural. Ningún tipo de medición que se realice dará que “contamina” ni aguas ni suelos, sencillamente porque los puede nutrir, pero no contaminar. No tiene esa capacidad. 4.- Les guste o no les guste a los señoritos y escrupulosos, todo lo que comen ha sido cultivado con “mierda natural”, es decir, con este tipo de abono, en el mejor de los casos, y en el peor, que están comiendo minerales sintetizados por la industria química. Fuera de la mierda o la química, no hay comida. A elegir. 5.-Afortunadamente en nuestro pueblo sigue habiendo agricultores y ganaderos. Es un pueblo de vega y todo regadío. La agricultura necesita del estiércol para seguir produciendo, y la ganadería necesita de la agricultura para seguir existiendo. Lo que no necesita para nada el pueblo es a individuos que nacidos al lado de las cuadras, cuando se jubilan vengan unos meses a encizañar y a molestar a los que trabajan en paz y armonía el resto del año. 6.- Ningún vecino hasta este día se ha molestado jamás por esta actividad de traer y llevar abono, trasiego que han visto y mamado desde pequeños. Ni siquiera aquellos que su vivienda queda más cerca, que, por supuesto, no son los que critican y se ponen estupendos (¡suele pasar!). 7.- El polígono industrial de Riego de la Vega lleva 20 años contaminando de manera brutal e impune la zona baja del río Tuerto y después de haber terminado con cualquier signo de vida animal y vegetal en kilómetros del cauce que llamamos Zague, ahora se proponen arrojar esa inmundicia tóxica directamente al río. La intención es clara: para que se diluya antes y mejor. El atentado medioambiental es mayúsculo y exige la intervención inmediata de órganos superiores que corrijan esta situación. 8.- Siglos antes de que existiera la Junta incluso el Estado, este pueblo, como todos los leoneses, tenía y sigue teniendo su Constitución y su Derecho, que son los instrumentos que le han hecho llegar hasta nuestros días. Esa Constitución se llama Ordenanzas Concejiles, y ese Derecho se llama Tradición Consuetudinaria. Con ellos se ha reglamentado cada metro, cada día y cada actividad privada o comunitaria. Si en tiempos se decidió usar el paraje de las Llamacinas para eras o para echar los montones de abono, se decidió en democracia vecinal directa. Y así quedó por los tiempos. Y así queremos que siga siendo la práctica totalidad de los vecinos de Santibáñez de la Isla. Cualquier ley que contravenga nuestra tradición milenaria (y por ello ajustada a la realidad y a la necesidad de la mayoría) será legítima, pero será absurda. No se puede legislar sin conocer la historia, la tradición y el terreno que se pisa. Si legisla y se administra contra la ley de la tradición de los Concejos, se cae en espectáculos estúpidos como el que nos trae. 9.- Y vale ya de lloriquear como fariseos y de llenarse la boquita con los pueblos vaciados, fijar población, el apoyo a los agricultores y el blablablá… ¡¡Cuentos!! ¿El entrar al trapo de esta idiotez es apoyar a los vecinos del pueblo, a los agricultores del pueblo, a la inmensa mayoría del pueblo?

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