La Guardia Civil tuvo que desalojarlas de la casa del médico, donde llevaban siete años jugando, y ellas denuncian una «venganza» de la alcaldesa por sus resultados electorales
Rubén F.
En Quintana y Congosto ya no se puede «ni jugar la partida». Al menos así lo denuncian una decena de mujeres, «de 70 años la más joven», que desde hace siete años se reunían en una sala vacía de la casa del médico para echar la tarde jugando a las cartas.
El anterior alcalde les había dejado este local ante la falta de bar en el pueblo. También la alcaldesa que tomó cargo en 2019 estaba «conforme». Sin embargo, afirman, todo cambió tras las últimas elecciones.
«No obtuvo los resultados que esperaba y sabía que no la habíamos votado», explican a leonoticias. Al día siguiente de la cita con las urnas mandó a la Guardia Civil que fuera a desalojarlas «sin previo aviso». «Ha sido pura mala leche; allí hay dos sitios vacíos», insisten en defensa de su sesión de ocio.
Según manifiestan estas señoras, los guardias civiles «se echaron a reír» cuando vieron la escena de este grupo de mujeres echando una partida y viéndose sorprendidas por la presencia de los agentes.
La versión de la alcaldesa
La explicación que aporta la alcaldesa Yolanda Miguélez dista de la apuntada por las 'parroquianas' del centro médico. La regidora aclaraba que «nunca se les ha prohibido que jueguen la partida» en este local del Ayuntamiento de Quintana y Congosto.
La intervención de los guardias civiles se produjo porque el local tuvo que cerrarse y cambiar la cerradura con motivo del proceso electoral, ya que allí se establecerían las urnas de votación. «Medio pueblo tenía esa llave y había que poner otro candado», aclara Miguélez.
Y en vez de llamar a la alcaldesa o al auxiliar, las mujeres optaron por «ir a por una sierra y romper el candado», manifiesta la regidora. «Fue entonces cuando llamé a la Guardia Civil. Yo nunca les negué que estuvieran ahí».
¿Y ahora qué?
La situación ha llegado incluso al pleno municipal, a través de la oposición del Partido Socialista. Como solución, el Ayuntamiento ha facilitado un local libre, que no tiene calefacción pero sí una estufa de pelets, y que depende de la junta vecinal.
Esta opción no es viable para el grupo de mujeres ya que ese espacio que «es más grande, muy oscuro y está hecho un asco». Ellas mismas se han comprometido a llevar una estufa de gas para aclimatar la casa del médico al invierno sin necesidad de prender la calefacción. «No nos lo quieren dar porque no la votamos», denuncian.
Mientras el conflicto entre vecinas y alcaldesa se dirime, las mujeres están acudiendo a casa de una de ellas a jugar porque, lamentan, «los jóvenes se van a los pueblos de al lado, pero nosotras no podemos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario