(Tb 4,7) Un año más, la VII Jornada Mundial de los Pobres (19 de noviembre), reclama la atención sobre la indigna, injusta y sangrante realidad de los pobres que, “como un río, atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse… tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”. Denunciamos con el Papa Francisco:
• Las nuevas formas de pobreza que arrastran a tantas personas a los márgenes de la exclusión y el descarte.
• El desorden ético que marca el mundo del trabajo: el trato deshumano que se reserva a tantos trabajadores y trabajadoras, la retribución que no corresponde al trabajo realizado y el flagelo de la precariedad.
• Que la llamada al bienestar suba cada vez más de volumen, mientras las voces de los que viven en la pobreza se silencian o se castigan con el látigo de la indiferencia.
• Las especulaciones que en determinados sectores suponen un dramático aumento de los costes que vuelven a muchísimas familias aún más indigentes.
• Que se convierta a los pobres en simples imágenes que pueden conmover por algunos instantes, pero cuando se encuentran en carne y hueso por la calle intervienen el fastidio y la marginación.
• La prisa, cotidiana compañera de la vida, que impide detenerse, socorrer y hacerse cargo de los demás. 2 Alzamos la voz y decimos con energía
• “Los pobres no son números, son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus cualidades y defectos, como todos, y es importante entrar en una relación personal con cada uno de ellos”.
• Las personas, y en especial las empobrecidas, frágiles, excluidas y descartadas, deben ocupar el centro de la atención y vida social haciendo que sean la referencia preferencial desde la que se enfoque toda la actividad política, económica y social. Por todo ello lanzamos esta llamada “No apartes tu rostro del pobre”, es un imperativo humano ineludible. ¡La indiferencia, mata! ¡Desenrédate de ella y enrédate en la solidaridad!
Cáritas Diocesana de Astorga.
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