El problema viene de largo: los agricultores no saben los peligros que entraña lo que ellos vierten a la tierra. Ante el escaso márgen de beneficio de lo que siembran, están a cultivar rápido, que la producción les dé los menores costes posibles, y que a ser posible que dé mucha cantidad y rápido. La Junta de Castilla y León en los últimos años ha impartido cursos y obligado a los agricultores a que los reciban para sulfatar... pero el peligro no lo entrañan sólo los venenos que se echan a la tierra (para matar plagas o hierbas –mata escarabajos o herbicidas–) sino que hasta los mismos abonos –nitratos– son peligrosos ya que se van acumulando y filtrando en la tierra a acuíferos y manantiales subterráneos. En años anteriores era arsénico lo que bebíamos en el agua –todo el mundo sabe que el arsénico es un veneno–. La concentraciones de dicho elemento químico en el agua, cuyos parámetros se han cambiado –dicen los gobernantes bajándolos, «por lo que ahora dá antes el nivel de alarma»–, sin embargo los vecinos temen que subiéndolos «para que no dé y sigamos bebiendo el agua» temen– se incrementaban en la zona del Páramo y ribera del Duerna (hasta Benavente), cuando los acuíferos se secaban –a menos agua mayo concentración del veneno–, lo que llevó en años pasados a prohibir el consumo y empezar el suministro con camiones cisterna.
Nitratos
Este 2016 el problema lo han dado los nitratos: «la modernización de los regadíos permite un mejor uso de los abonos que se emplean en la agricultura, tanto por reducir la dosis como por el menor volumen de agua que se precisa, frente al riego a manta» indican desde Soto de la Vega donde los vecinos han estado las últimas semanas bebiendo agua embotellada. Su Alcalde, Lorenzo Callejo, hablaba el lunes pasado que ya se han suministrado 9.000 libros. A garrafa por vecino.
«Tras los últimos análisis se vió que aún hay presencia de nitratos en niveles elevados por encima del máximo legal admitido» indicó Callejo, por lo que el Ayuntamiento de Soto de la Vega se plantea retomar la medida de entregar agua de boca para los vecinos, como hizo durante cuatro semanas.
El primer anuncio del problema se realizó el 8 de julio y sólo se ha podido levantar la restricción hasta el momento en Santa Colomba de la Vega. Soto de la Vega mantiene en la actualidad el bando que desaconseja a la población el consumo del agua de abastecimiento en cinco de los siete núcleos de población que forman su término municipal.
Soto de la Vega reparte 36.000 litros de agua en cuatro semanas ( Diario de León - 10/10/2016 )
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