Me ha costado mucho escribir esto. Hay tanto que decir… pero por fin siento que podemos empezar a respirar. Durante demasiados días hemos contenido el aliento mientras el fuego no nos daba tregua y arrasaba con nuestra tierra, la que me vio crecer y ahora ve crecer a mis hijos.
No quiero repetir lo que ya todos sabemos: la gravedad de la pérdida, la falta de medios, el olvido de los afectados o la pésima coordinación de la emergencia. Pero sí quiero expresar mi profunda tristeza y eterno agradecimiento a nuestros vecinos caídos en la lucha contra el fuego, Abel y Jamie. Mis condolencias a sus familias y a las de todas las víctimas de esta catástrofe.
También quiero dar las gracias. A todos. A quienes ya no están, y a quienes lucharon codo con codo contra las llamas. Desde tierra, desde el aire, o como pudieron. Mi admiración a los bomberos, en especial a los forestales y a las BRIF, a la UME, a todos los equipos de emergencias. Y a los vecinos, al pueblo entero. Todos.
De esta tragedia saco algunas conclusiones:
1. Hemos demostrado que somos una comunidad capaz de ayudarnos en los momentos más difíciles. ¡Hay Esperanza!
2. El modelo de las CCAA no funciona: consumen recursos, no sirven para gestionar emergencias y tampoco han sabido cuidar nuestro entorno con prevención. Este modelo debe cambiar.
3. No basta con cambiar políticos: hay que recuperar la política auténtica, la que trabaja para todos y no para unas siglas o el dinero. Mi confianza en la política nacional, regional y local es hoy cero. Algo en mí ha cambiado.
4. Necesitamos menos prohibiciones y más educación, más escucha, más regulación con sentido común. No todo tiene que estar regulado y controlado, somos una sociedad madura.
5. Vivimos bajo un control excesivo, con burocracia absurda, con papeleo incluso para tener cuatro gallinas en casa. Hay formas más eficientes de funcionar.
6. La ecología sin el ser humano no funciona. Debemos reconectar personas, animales y tierra. Cuidarnos mutuamente, dependemos los unos de los otros.
7. Estamos extinguiendo al mundo rural, y lo necesitamos. Lo hemos caricaturizado como una vida pobre y limitada, de “catetos”, y poco a poco perdemos la mayor riqueza cultural, étnica, natural y humana de España.
8. La emergencia climática es real. No la usemos como arma política: afrontémosla y preparémonos para nuevos desastres que, por desgracia, llegarán.
Hoy toca protestar. Toca ver a los responsables del desastre asumir culpas. Toca reconstruir (olé a todos los que ya lo hacen), prevenir y, sobre todo, toca seguir adelante. Juntos.
Imagen: BRIF Tabuyo

No hay comentarios:
Publicar un comentario