Emilio García Ranz / enviado especial Jiménez de Jamuz.- Jiménez de Jamuz vivió un año más su Vía Crucis viviente, todo un gran espectáculo de dos horas de duración en el que participa mucha gente del pueblo representando pasajes bíblicos que van desde la última cena a la crucifixión de Jesús de Nazaret.
A Dios le debió gustar tanto como a mí esta procesión, y permitió que se celebrase en su totalidad sin que cayese una gota de agua.
Los actos comenzaron en la plaza del pueblo a las ocho de la tarde con Jesús rodeado de los doce apóstoles comiendo pan y bebiendo vino. Allí un Judas bien interpretado dejó paso al siguiente pasaje bíblico: el huerto de los olivos, y después la condena ante Poncio Pilatos, que se lavó las manos y permitió perdonasen a Barrabás. Luego vino la parte que a mí más me gusta que es la procesión. Con trajes de época gente de todo el pueblo abría la procesión seguida de romanos armados con lanzas y Jesús, siendo azotado. Las siete caídas, la Vírgen... diversos pasajes se intepretaron por diversas calles del pueblo. La procesión, que se programa a esta hora para darla más vistosidad (pues e hace de noche y termina bajo la luz de las antorchas), salió por el puente
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