EMILIO GARCÍA RANZ / CASTROCALBÓN.- Sobre la una de la madrugada de hoy (del miércoles 20 al jueves 21 de julio) se produjo un robo en la gasolinera de Castrocalbón. Los ladrones forzaron la trapa de la puerta principal de acceso a la tienda y cafetería causando múltiples destrozos y llevándose mercancía y dinero en una cantidad aún por determinar. «Entraron por ahí» nos enseñaba José Cenador, uno de los propietarios junto a su esposa Isa Mari, de PETROJOISA, la estación de servicio del municipio de Castrocalbón. «Tenemos alarma, pero la destrozaron». «Sonó, pero cuando quiso llegar la guardia civil los ladrones ya se habían marchado». «Nos destrozaron dos cámaras de seguridad que tenemos y arramblaron con todo lo que pudieron» nos decía José a la vez que nos enseñaba el almacén de la gasolinera donde había enseres desperdigados por el suelo. «Faltan cosas, aún no sabemos qué» indicaba mientras anotaba en una libreta los objetos de los que sí íba notando falta y lo que veía destrozado, para hacer una evaluación de daños materiales para el seguro».
Al parecer los ladrones se aseguraron su fuga haciendo un butrón en un muro vegetal –setos que vallan la gasolinera–. «Pusieron ahí una valla y tiraron objetos bloqueando el camino» indicaba José argumentando que los cacos se aseguraron de que nadie pudiese llegar a la gasolinera hasta que ellos se hubieran ido con el botín. Un 'modus operandi' similar al practicado por bandas del este en otros robos que se han dado en nuestra comarca, que suelen investigar dias antes el establecimiento a robar, calculando la distancia a la que se encuentra el cuartel o comisaría más cercano, estudiando incluso el tiempo en que tardarían los cuerpos policiales en llegar al lugar del incidente (de hecho en otro robo acaecido meses atrás en un bar de Castrocalbón, donde se llevaron dinero y la televisión de plasma, cuando la guardia civil quiso venir de La Bañeza bloqueando la carretera que dá acceso a la ciudad, los ladrones ya se habían ido, no se sabe por donde, porque «era de madrugada y los agentes no se cruzaron con ningún coche», y al igual que en esta ocasión, se dió la alarma –en el caso de bar por teléfono–, casi de inmediato, estando los ladrones aún dentro del establecimiento hostelero.) «Yo estaba viendo una película cuando todo debió suceder –añadía Jose– pero no oí nada». «La alarma debió sonar pero la destrozaron». «la guardia civil vino esta mañana y están investigando» concluyó José, aún convaleciente de una enfermedad renal. «La verdad es que uno no gana para disgustos».
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